La Biblioteca De Noé
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Las bibliotecas son uno de los lugares donde la información que pidas debe (sí, debe) ser proporcionada sin un comentario. Estas instituciones abogan por la libertad de información, por la transparencia, por el libre compartir de toda la información que se pueda crear (a excepción de los datos personales o sensibles), toda la información pública. Es por eso que la desaparición de varias bibliotecas se ha convertido en todo un tema controversial, por si son cerradas, también se cierran las vías para que toda la información llegue a todas las personas.
Si ya existen brechas de la información que son todas aquellas que imposibilitan que la información llegue a un punto en específico (por ejemplo sociales, económicas, tecnológicas, etc.), no debemos hacer que esa desigualdad crezca cerrando las bibliotecas, donde el servicio es gratuito para todos los usuarios. Al contrario, deberían abrirse más centros de información y darles difusión sobre su importancia. Sobre este punto Marta Tafalla utiliza a la biblioteca como punto neurálgico para un grupo de activistas en «La Biblioteca De Noé».
Cuando leí la sinopsis que se encuentra en la contraportada, me pareció una historia muy interesante, muy atractiva, por lo que decidí elegirla como próxima lectura, y sí tiene muchas cosas con motivo de reflexión, pero también hay muchos detalles que no hacen que sea por completo algo bueno. En general, la novela propone algo muy interesante y lo cuenta con una base muy ideológica que se convierte en una crítica profunda, pero los detalles negativos hacen que se vaya diluyendo esa propuesta y termine por tener muy poca fuerza.
En primer lugar, el hecho de que la historia tome como punto central a las bibliotecas, ya fue un acierto enorme, porque las bibliotecas son un punto de encuentro importante donde se desatan muchísimas libertades (o al menos así debería ser). Como inicio, la aparición de Barcelona y la biblioteca hace que todo se vuelva conspirativo, y así sucede en la trama. Pero me parece que el orden de los factores sí ha hecho que el caos impere un poco. Creo que hubiera sido mejor comenzar describiendo el mundo casi distópico, con la muerte de la flora y la fauna, la desaparición del olor y finalizando con la subterranización (y ocultamiento) de las bibliotecas.
En segundo lugar, la forma de narrar la historia, es decir, la enorme cantidad de descripciones, de reflexiones y de pensamientos que se ven plasmados es demasiado. Eso hace que la historia, en vez de una narración sea casi un ensayo, y no es que esté mal, pero la propuesta, desde un inicio, se muestra como una y luego parece otra. Esto, por supuesto, no ayuda en nada, y lo peor es que no es sólo una o dos veces, sin que en cada cierto tiempo hay un momento así.
La trama es buena, tiene un sentido reflexivo, en el que se quiere regresar al cuidado de la naturaleza, de los animales, hacer una crítica al mundo actual, sea o no el que vivimos, pero entre tanta narración y en muchas cosas que no llegan a nada, se queda desdibujado. Por ejemplo, la protagonista no tiene una personalidad fuerte, decisiva, y eso la vuelve una suerte de títere. Que eso puede ser el punto de la trama, está bien, pero en ningún momento propone algo más allá de sus acciones sencillas.
El grupo de personas que forma la Red es bueno, pero su misma anonimidad hace que se vuelvan extraños, aún siendo descritos en algunas ocasiones.
El libro tiene una buena intención, pero se queda a medias por varios detalles que lo vuelven aburrido, denso y sin una buena partición de lo que de verdad pudiera ayudarle.
La escritura es el resultado del encuentro entre el individuo y el mundo, y en ese encuentro hay una parte de libertad y una parte de involuntariedad, de cosas que suceden queramos o no. La vida nos escribe.

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