La Vida A Ratos
- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps
En la vida nos suceden múltiples cosas que, independientemente de que no tengan una intención per se, nosotros se la otorgamos debido a las consecuencias que vemos en ellas. Un accidente no implica un complot de la realidad, sino un descuido de las personas que se estrellaron, pero el que lo ve o el que lo vive, cree que ha sido mala suerte estar ahí, cuando sólo fue el camino por el que íbamos. Así, la vida tiene trazados varios caminos que se van bifurcando conforme a la interacción con los demás, o a nuestras elecciones, y cada uno de ellos tiene una interpretación nuestra.
Si escribiéramos todo aquellos que vivimos, que experimentamos o que decidimos cada día, saldría un anecdotario increíblemente enorme, un diario que implicaría varios cuadernos. Sobre esta línea, Juan José Millás nos regala un ejercicio de bitácora donde resalta lo más llamativo de varias semanas de un narrador-protagonista-biógrafo. Así es «La Vida A Ratos».
Cuando leí «El Mundo» creí que no habría otra forma de crear una metanarrativa con todas las obras de Millás, porque este parecía ser un libro explicativo de cómo surgieron varias obras mientras cuenta una suerte de biografía del escritor español. Pero al leer «La Vida A Ratos», me ha parecido otro trabajo enorme de metanarrativa donde igualmente, al tener un género biográfico, se hace de fácil lectura, es de fácil acercamiento a cada experiencia que se cuenta, y más cuando se enlaza a las demás experiencias de la misma semana.
La estructura es interesante porque cada capítulo es una semana, y dentro de ella se separan los días, dentro de ello se encuentra una vivencia diferente que cada uno es tan diferente de los demás (a excepción de aquellos que sí tienen un escenario similar, aunque estos mismos tienen su diferencia), pasando de un paseo sencillo vespertino, a un funeral de amigos queridos, a una conversación de personas que se encuentran en el mismo restaurante y que le da qué pensar al protagonista. Es tan sincrética la novela-diario que en ningún momento se hace pesada por el contenido y por la gran extensión (siendo que Millás nos ha acostumbrado a los libros de pequeñas medidas).
Hablando del protagonista, es curioso ver el desdoblamiento casi triple de Millás. Por un lado tenemos al Millás escritor que está creando el libro, digamos, el Millás real. Por otro, tenemos al Millás que se vuelve personaje, es decir, el que escribe el diario dentro de la obra, que va contando lo que necesita contar, el que va a terapia, el que va creciendo, el que va sufriendo varias veces tras recordar a su madre (como lectores, nos parece que esa interacción es importante; como psicólogo, esa asociación es fundamental, es quizá un motivo por el que se ha convertido en escritor y por la aparición de sus manías). El tercer Millás es aquel que pareciera aparecer en varis ocasiones, como personaje dentro del personaje, como el doble del personaje. Muy interesante el tema que, unido a la forma en que está escrita, es un ejercicio fantástico.
En la misma obra nos habla de su trabajo como escritor de artículos económicos o políticos, o aquellos en que le piden realizar alguna encomienda literaria, o sus propias obras, como la mencionada «Que Nadie Duerma», la que pareciera ser escrita al mismo tiempo que ésta.
El libro es una gozada de obra. Es conocer día a día a un Millás que no sabemos si todo es real o hecho para que vuelva una obra literaria. No sabemos si pasó todo lo que nos cuenta, y si así fuera, su vida nos parecería un sinfín de momentos divertidos (aunque para él tal vez no sea así). A estas altura de su bibliografía, estas novelas son como capítulos recopilatorios de una serie donde los personajes dan sus comentarios, donde explican qué, cómo y porqué sucedió como sucedió. Esto es maravilloso para nosotros los lectores.
⭐ (9/10)
- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps
Comentarios
Publicar un comentario