Viaje A Portugal

Cuando se habla de libros de viajes, siempre me remite a la mente la mítica tienda de libros de aquel tópico que tenía el personaje de Hugh Grant en «Notting Hill», aquel pequeño local donde conoció a la gran estrella del momento. Uno podría pensar que todos los libros de viajes son guías turísticas, recopilaciones de sitios para visitar del país que se hable o, dependiendo de la presentación, una colección de fotografías o de textos que intentan dar a conocer lo mejor que una ciudad o un país puede ofrecer a los visitantes o turistas que llegan sin conocer el sitio.
Pero no es así. Hay libros de viajes que no precisamente nos dan información y listo, también los hay quienes reflexionan acerca del momento histórico de cada sitio, del modo en que se ha llegado a la actualidad, de la historia de quienes viven ahí, etcétera. Estos libros de viajes no se quedan en la fase de informar, sino de contar historias y transmitir emciones a través de un lugar en particular, o de lugares que son punto de reunión de otros, y que se convertirán en algo atractivo para alguien más.
Esto es lo que nos enseña José Saramago en su obra turística y profunda que nos muestra su país natal, llamada «Viaje A Portugal».
SINOPSIS
A través de las ciudades, pueblos, su gente y las construcciones que datan de más de siglos de existencia, José Saramago nos da un recorrido en Portugal. De Norte a Sur, de Este a Oeste, de las montañas a la costa, de los parajes desolados a las ciudades urbanas. Por más de un año, Saramago recorrió Portugal y así nos cuenta la historia de varios sitios conocidos y desconocidos que nos sirve como guía, pero que también nos sirve para conocer el cariño que tiene el autor por su patria.
La asombrosa escritura que ya conocemos en José Saramago se combina de manera excelente en una crónica de viaje de mas de un año que realizó por su natal Portugal. Cualquiera pensaría que viajar de un sitio a otro sólo involucraría el visitar el sitio, tomar fotos, conocer algunos datos de él y listo, uno puede decir que conoce aquel lugar, pero lo que hace Saramago en este recorrido por casi todo el país, es más profundo, mas sincero, más personal y más objetivo.
El autor narra el viaje desde una tercera persona y se hace llamar el viajero, cosa interesante pues no sólo es por no usar su nombre, sino por ver cada momento desde fuera de sí, como hubieran dos capas en la historia, la persona que hizo el recorrido y se maravilló con cada lugar, viendo todo de manera interna, y el narrador, que cuenta lo que sucedió en todos ellos y que, desde una manera más externa, describe lo que sucedió, como si de verdad fuera una persona más. Esto logra que nos coloquemos como el narrador, como aquella persona que disfruta de las reacciones del viajero, cada sonrisa, cada día cansado, cada decepción, cada construcción que no pudo ver y cada una de las que disfrutó. La maravilla de ser espectador cobra sentido en este libro.
El nivel narrativo es fantástico porque no sólo continúa con la calidad que le conocemos, es decir, con aquellas desviaciones de pensamiento, con una gracia sutil y personal que a veces se vuelve crítica, con dichos y refranes que más que ser pícaros logran llegar a ser didácticos o confrontativos. Este estilo particular logra ser un asombroso vehículo para conocer y reconocer cada sitio por el que Saramago viaja. Iglesias, conventos, capillas, estatuas, casas de personajes ilustres, y todo tipo de objeto que se haya convertido en monumento o en sitio de interés. Pero no sólo ello, también aquello que no se puede ver es digno de ser contado.
Las historias que los locales le cuentan, directa o indirectamente, al autor, también son sitios turísticos, porque así es como uno conocer dónde se encuentra parado, dónde han terminado o dónde le han llevado los pies. Desde un hombre al que asesinaron por un problema con su uniforme militar, hasta pequeños sucesos con las guardallaves, y esos momentos felices que lo hace encontrar un sitio apacible y con habitantes aun mucho mejores.
Desde Miranda de Duero, pasando por las ciudades más icónicas del país luso como Lisboa, Oporto, Setúbal, Coímbra, Braga, por el Alentejo o su natal Azinhaga. A pesar de su ateísmo, reconoce que la historia  se cimbra en las construcciones que han regido al clero (iglesias o conventos), en su mayoría, o a los reyes, porque a través de ellos se puede entender la evolución de la gente, personal, moral e histórica.
Sinceramente, es un libro fantástico por donde se mire. A pesar de que la narración es continua y no se detiene, no cambia ni se modifica en la descripción, cada lugar es diferente, cada vivencia, cada experiencia, cada nuevo dato o nueva historia escuchada. Decíamos que ay diferentes tipos de libros de viaje, y si alguno quiere conocer Portugal y no tiene la posibilidad de ir lea el libro y sentirá que ha vivido ahí por tantos años. Todo gracias a Saramago.

FICHA TÉCNICA
Título Original: Viagem A Portugal
Autor: José Saramago
Año: 1981
ISBN: 84-663-1040-1
Páginas: 656
FRASES
• A veces empieza uno por lo que está más lejos.
• Nunca sabe el viajero lo que le espera cuando se lanza al camino.
• Los ríos, como los hombres, sólo cerca del fin acaban sabiendo para qué nacieron.

  (9/10)

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