Fundación Y Tierra

Las historias comienzan tras una idea y se desarrollan con una combinación de varias cosas: talento, éxito y dedicación, entre otras más. Isaac Asimov comenzó a escribir su magnum opus desde 1942, como relatos individuales publicados en la revista Astounding Science Fiction que contaban la problemática de un Imperio Galáctico y el intento de un psicohistoriador, Hari Seldon, por que el propio Imperio renaciera de sus cenizas para formar uno mucho mejor, un Segundo Imperio Galáctico. Fue hasta 1951 cuando esta colección se publicó reunida en lo que sería el primer volumen de la Trilogía de la Fundación: «Fundación». Y así comenzó un viaje.

La Serie de la Fundación fue creciendo con los relatos de robots que, al final, se condensaron en la Serie de los Robots. Los siguientes trabajos se reunieron en el Tríptico del Imperio Galáctico, en donde éste ya se encontraba gobernando la galaxia. La última parte tiene varios nombres, Serie de la Fundación, Trilogía de la Fundación (contando sólo los 3 primeros), así como su Precuela y Secuela, o el Ciclo de Trántor. Éstas tres épocas dan como resultado una enorme historia galáctica que, en cada página, se nota el amor por la narrativa de ficción que, mezclada con eventos reales, funciona a la perfección Pero todo comienzo, también termina.

Este es el último libro canónico de la Serie de la Fundación, y de la Saga de la Fundación: Fundación Y Tierra.

SINOPSIS

Tras la decisión de Golan Trevize en el encuentro de las tres opciones en que se pudiera seguir el Segundo Imperio Galáctico, y la opción elegida de Gaia para crear Galaxia, no sabe qué fue o que lo levó a tomar la decisión por completo. Es por ello que ahora él es el que decide ir en busca de la Tierra y confirmar su decisión. En el viaje seguirá siendo acompañado por Janov Pelorat y con Bliss, de Gaia. Lo complicado será que los registros no contienen nada de la Tierra ni de los primeros 50 Mundos Prohibidos. Pero una pequeña visita en Comporellon hará que el viaje comience y los descubrimientos sean importantes.

Desde que el viaje comenzó con el primer relato de «Yo, Robot», sabíamos que el viaje también tendría un final. Nadie está preparado aún sabiendo que el libro en turno es el último. Aunque sepamos que las últimas páginas, el último recorrido de los personajes es el último, jamás estamos preparados para decir adiós a la obra, y menos tras mucho tiempo cercanos a ella. Así sucede en Fundación Y Tierra, al ver el regreso de la propia historia a la Tierra, al lugar en donde todo surgió.

Esta novela funciona a tantos niveles. El primero es como una redención, tras varias novelas en que la Tierra es tratada como prohibida, como enemiga, como un simple guijarro en el cielo, su importancia vital regresa a ella, es imprescindible conocer su historia para arriesgar en el futuro. El segundo es eso mismo, la importancia que recae en ella, siendo que parecería que no la tiene, vuelve a ser protagonista de la creación de un mayor y mejor imperio en la galaxia. El tercero es que, aunque el olvido la mantenga alejada, el misterio y lo desconocido siempre tiene mayor fuerza, mayor misticidad en su historia, y es por ello que Daneel decide volver a ella.

Como hemos visto en varias historias y novelas anteriores, los personajes de Asimov tienen una dualidad extraordinaria. Por un lado ostenta una inteligencia apabulladora, capaz de llegar a conclusiones con pocos datos, pero también son ingenuos en algunas cuestiones, lo que los convierten en una suerte de anti-héroes. Eso los vuelve humanos, los acerca mucho al lector. El propio Golan ve en su fortaleza una debilidad, y más aún al estar cerca de sus compañeros, a quien es cuidan y quienes cuidan de él.

Decíamos que la historia es una vuelta a los orígenes (los mismos protagonistas lo mencionan) y es que, después de conocer lo que los humanos han logrado a través de miles de años, colonizando planetas más allá de lo pensado, el viaje vuelve, paso a paso, hasta su origen. A partir de esa situación, volvemos a conocernos a nosotros mismos, como si en vez de planetas, fueran las capas que cubren nuestro pensamiento, nuestra mente, valores y costumbres. Es por ello que, cada vez que acuden a un mundo, acercándose a la Tierra, vemos lo que conocimos hace varios libros, conocemos nuestro propio pensamiento.

Es curioso ver que el propio Comporellon se asemeja a una versión de «1984» de George Orwell, con su Ministerio de Transporte y sus colores grises. La forma en que prohíben varias acciones y en que su función es marcada por ligeros cambios en su vestimenta. Así, los siguientes planetas también no recuerdan pasajes reales y otros que Asimov nos contó hace varias obras, como la referencia de Benbally y Balleyworld (refiriéndose a Ben Baley, descendiente de Elijah Baley, quizá su propio hijo); la historia de Elijah y Gladia en Solaria; el regreso de los robots como algo importante; mitos y grandes historias que sucedieron desde la colonización de los primeros 50 planetas hasta la consolidación del Primer Imperio Galáctico. Todo se vuelve un aluvión de memorias que nos hace sentir la nostalgia de todos esos personajes que pasaron, que se convirtieron en héroes sin pensar que conservarían su mitología por miles de años.

Sin duda, la novela es una excelente conclusión para una serie que bien puede continuar con nuestra imaginación. ¿Se habrá creado Galaxia? ¿Habrá dado paso la Psicohistoria a un verdadero mejor Segundo Imperio Galáctico? ¿Habrá ocurrido otra inesperada ola enemiga? Podemos imaginar, y quizá completar la historia con las novelas e historias que Asimov ha escrito, pero cada uno tendrá su opinión.

FICHA TÉCNICA

Título Original: Foundation And Earth

Autor: Isaac Asimov

Año: 1986

ISBN: 84-9759-922-5

Páginas: 528

FRASES

• Es notable lo que uno puede hacer cuando la necesidad es tan grande.

• La libertad deja de serlo si uno no puede vivir como quiera.

• Sin duda es una especie de gula desear en exceso de lo que resulta agradable cuando es moderado.

⭐ (8.5/10)