Ted [1 y 2]
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Todos tenemos amigos que creemos siempre estarán en nuestras vidas desde que los conocemos hasta los últimos días de ambos. El problema comienza cuando alguno de los dos debe alejarse porque sus decisiones no son iguales a la del otro. Aquí es cuando las cosas se ponen difíciles porque el alejamiento no implica que se dejen de ser amigos, sino que cada uno tiene sus propias vías para vivir. Ahora, imaginando que ese amigo aparezca por arte de magia, y que se trate de un peluche, seguro que las cosas no serán tan fáciles. Esto es lo que sucede en «Ted».
La novedad de una película donde un osito de peluche cobre vida es interesante, y lo es aún más ver que la trama y la historia no se queda en un drama o en una comedia sencilla, sino que se trata de una temática adulta, donde se habla con un lenguaje soez, se muestra el consumo de drogas, hay diálogos sobre sexualidad, prostitución, etc. Lo que la irreverencia a principios del Siglo XXI era libre de tocar y que ahora sería casi imposible de hacer.
Seth MacFarlane hace un esplendido trabajo al crear a Ted porque la imagen de que sea un oso de peluche implica que sea algo bondadoso, lindo o lleno de emociones bonitas, pero la realidad es que, debido al contacto con John, siendo un humano que vive todo lo que un humano siente y dice, Ted también aprende eso, por lo que, al ser adultos, se ven juntos drogándose, intentando ser adultos, pero siendo sólo niños grandes que quieren evitar las responsabilidades.
La reflexión quizá sea sencilla porque son dos y la primera es muy breve en los primeros minutos. La amistad es muy poderosa en los primeros años y ser relegado por todos los niños de la misma edad es brutal. Desde el hecho de que desee que su oso Teddy cobre vida hasta ver que de verdad se ha hecho realidad, es un impacto muy grande. Las vivencias, claramente,, son muy obvias en cuanto al desarrollo de ambos, pero deberíamos pensar en muchas de ellas que no se cuentan en todos esos años hasta que John es adulto y vemos que se ha convertido en un hombre.
La segunda reflexión quizá se muestra en toda la película, pero es más visible en el final, y es esa búsqueda de alguien que sea un amigo. A través del antagonista vemos eso, cuando es niño y se impresiona por Ted, pero al ser adulto decide conseguirlo para su hijo. Las cosas no son tan sencillas y esa obsesión se vuelve peligrosa.
La película se vuelve, por momentos, absurda (por momentos el oso pareciera ser sólo de peluche, pero en otros pareciera pesar demasiado, como un humano, y dar golpes o suaves o fuertes), con escenas que de verdad hacen que se vuelva cansada. Sus poco más de 100 minutos son demasiados, y más cuando notamos que hay varias cosas que pudieron ser eliminadas. Las actuaciones son buenas, teniendo en cuenta que es una comedia absurda. Aunque la relación entre Wahlberg y Kunis resulta ser entretenida, no termina por ser poderosa, a pesar de que tenía una subtrama interesante sobre cambiar a la pareja.
TRÁILER
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La secuela no se hizo esperar demasiado, teniendo en cuenta que se trata de un producto que tuvo una recaudación muy buena, pero con la dificultad de los efectos especiales y en la animación de Ted. La historia tuvo cambios interesantes porque hubo gran parte del reparto que ya no continuó, aunque sólo uno de ellos era importante: Mila Kunis. Su ausencia sí baja un poco la calidad, aunque quieran taparlo con la presencia de Amanda Seyfried (que no lo hace mal, pero lamentablemente su antecedente era un mejor personaje). Pero es interesante como logran justificarse pues menciona John que quería cambiarlo, que fuera alguien que no era, y hasta cierto grado así ocurrió.
Aunque la gente esperó la película con ansias tras un gran resultado de la primera, no tuvo el mismo resultado. A pesar de que se quiere explorar una temática muy profunda, no logra mantenerse serio en aquellos momentos en que debería para que funcionara. Es por ello que, siendo que se toca el tema importante, casi filosófico, de quiénes somos, qué nos hace humanos, para qué estamos aquí, si es verdad que tenemos un alma o varias cosas más, la historia no logra explotar. Además, vuelve el hecho de que el mismo personaje de la anterior quiere volver a secuestrarlo. Puede ser un gag dentro de la historia, pero para una película de 2 horas es muy extenso.
Las actuaciones y las situaciones son buenas, pero como acabo de mencionar, muchas de ellas son escenas extra. Como sucediera con la primera, aquí también se abusa de la duración, hay muchas subtramas que no logran ser explotadas y varias escenas que pudieron omitirse.
No es mala, pero es cansada de ver porque la duración es enorme. La primera media hora pudo contarse en sólo 5-10 minutos. Mantiene el estilo irreverente, lo que ya es algo de agradecer, pero los innumerables cameos hacen que también parezca un desfile sin sentido de celebridades.
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