Érase Una Vez Un Genio
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El ser humano, bajo su estela de sociabilidad y de comunicación, una de las principales condiciones de nosotros es la transmisión de información, en cualquiera de sus formas. La narración se convierte en uno de los principales medios para esa transmisión y para conocer muchas cosas de otras personas, de sitios o de eventos. Mientras la tradición oral continúe existiendo, la vida seguirá teniendo un mecanismo de conocimiento de generación en generación. Y eso es el principal detalle que nos cuenta Érase Una Vez Un Genio.
Primero, la genialidad de poder contar una historia basada en otra, que a su vez contiene varias historias más, seguro fue un reto. Sabemos que es una adaptación de un relato de A. S. Byatt, pero la genialidad radica, en este aspecto, en un excelente trabajo para llevarlo a la pantalla grande y mostrar los diferentes puntos que se notan en ella. Y para eso se resaltan dos aspectos muy importantes en la película: el arte de la narración y el amor.
Por medio del primer elemento, la narración, conocemos la vida de ambos personajes. Sin ello, no podríamos entender la personalidad de soledad de Alithea, o la tristeza y melancolía que recorre la emanación del Djinn por lo que le ha sucedido con las otras personas que han estado con él. La narración no sólo es la transmisión de información o conocimiento, es la vivencia de todos esos momentos, es el traspaso de emociones de uno a otro y la empatía que se sintió vivir cada época. Aquí, la historia lo refleja asombrosamente.
El segundo detalle, el amor, también se ve reflejado desde las primeras secuencias. No hace falta analizarlo profundamente para ver que el lazo que une todas las subtramas son conforme al amor. El primer amor del Djinn que termina traicionándolo; la mujer de la que se enamora y que, al final, desea no haberlo conocido; y terminando con la soledad que siente Alithea, tanto que crea a un hombre que la acompañaba en esos momentos de soledad, y que termina por depositar en el Djinn. Pero ambos son víctimas de ese amor, de ese recuerdo.
Estos dos elementos conforman el meollo de la producción en su totalidad. Pero también hay otros que son dignos de mencionar, ya fuera de la historia. El aspecto visual es sublime, es magnífico, desde la construcción de las épocas que vamos revisitando a través de las narraciones, hasta el presente, donde la mezcla de los efectos especiales y la historia van muy bien de la mano.
He de aceptar que, aunque la narración es su punto fuerte, también es su punto débil. Sería complicado que las tramas fueran reducidas, pero se sienten muy densas. Como si la película fuera una sucesión de capítulos en donde el argumento principal no tiene peso. Aunado a que los diálogos y la narración son excesivos, la duración, aunque adecuada, también se siente pesada.
Las actuaciones son buenas, ambos son excelentes actores, pero como pareja queda un extraño dejo de asincronía que no me permite verlos como tal. La dirección es excelente y la fotografía es otro tanto, pero no logran hacer que la pareja funcione mejor.
La película es buena, pero los detalles que quedan siendo negativos le bajan considerablemente su aceptación. Tal vez por eso a pesar de ser buena, la gente no fue muy recurrente a verla.
Basada En: «The Djinn In The Nightingale's Eye» de A. S. Byatt [1994]
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