Becky
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Una de las frases más recurrentes en la promoción de ésta película era que se trataba de una mezcla entre «Mi Pobre Angelito» y cualquiera de temática gore, y la verdad es que tiene razón. Si bien es cierto que no se trata de un robo, sino algo que se acerca a una home invasion con un objetivo, Becky si rescata la esencia que Kevin tenía al proteger su casa.
La película es encantadora desde el punto de vista de la comedia negra, del gore y del crecimiento del personaje de Becky. La diferencia entre los dos personajes principales es que en Becky las trampas son fatales, son directamente a la violencia sin verlas con un toque de comedia, eso le da seriedad y una potencia enorme al ver que una niña de 13-14 años puede lograrlo. Sí, también tiene un poco de incredulidad al ver que un niño puede crear todo ello y engañar a un grupo de adultos, que a su vez, también tienen su punto fuerte y otro débil; el fuerte es que se le ve más seriedad, pero el débil es que, para crear un personaje fuerte en Becky, se le baja el contraste a los adultos.
Lulu Wilson está fantástica, desde su personaje de una niña que sufre por la separación de sus padres y la nueva pareja de su padre, hasta el cambio de actitud para protegerse y proteger lo que queda de su hogar. La cámara logra hacer un trabajo adecuado al no colocar tan explícitas las muertes, pero sí al mostrar el resultado y la abundante sangre. Kevin James se sale de la comedia que venía haciendo y crea a un excelente nazi en busca de su llave. Los demás personajes hacen un gran trabajo que redondea a una buena historia.
Al final quedamos sin saber qué es lo que abría esa llave, y quizá un poco más de historia le hubiera dado un toque más interesante y más poderoso a la defensa de Becky. Pero en general, la película comienza suave y termina con una muy buena propuesta.
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