Dragon Ball Super: Super Hero
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Dentro de la mitología o del canon de Dragon Ball, hay una multitud de personajes que pueden volver a aparecer, una y otra vez, pues o se crearon con una serie de características que gusto mucho o no aparece derrotado por completo y funcionó su papel. Por ejemplo, Freezer, que ha perdurado a través de los arcos argumentales desde su primera aparición de Dragon Ball Z.
Pero hay otros que, sin duda, no porque sean uno en específico sino porque forman parte de un grupo o una organización, vuelven a aparecer para tratar de lograr sus cometidos. Ese es el caso de la Patrulla Roja (Red Ribbon) que, a o largo de varios momentos del anime, ha aparecido para intentar apoderarse del país o del mundo. En esta ocasión lo intentará con una nueva amenaza en Dragon Ball Super: Super Hero.
La película se siente menor a sus antecesoras («La Batalla De Los Dioses», «La Resurrección De Freezer», «Broly»), pero sí es un producto que logra ser lo suficientemente carismático y bien hecho como para sentirla satisfactoria al terminar de verla. El principal problema está en que todo es muy rápido, la historia, el desarrollo, el clímax y el final. Todo va a una velocidad rápida, que si pierdes 5 minutos de ella, no sabes cómo ha llegado al siguiente punto.
Ahora, logra tener cierta sensación del pasado tras revivir a los personajes (si bien no son los principales de Dragon Ball, sí son sus descendientes) de la Patrulla Roja, una de las grandes organizaciones enemigas de Gokú. A verla de nuevo, erigirse como antaño, nos llega ese sentimiento de alegría y melancolía. Los personajes son tratados bien y, aunque muestren una exageración característica del ánime, logran convencernos de sus papeles en la historia.
La temática principal parte de ahí, de cómo ellos creen que son los salvadores de la Tierra, de cómo quieren ser los superhéroes del país y pelear contra los villanos, que ellos creen son el bando de Gokú y los demás. Este plot es sencillo, pero poderoso, porque es la ideología de ser Bueno, de ser el que imparta justicia y, agregándole que puede alguien manipular tus pensamientos haciéndote creer que estás peleando del bando correcto y no es así, te conviertes en el villano sin saberlo. A diferencia de Freezer o Broly (de las películas anteriores), los Gamma y el Dr. Hedo sí forman parte de la facción que creyeron hacer algo bueno, pero hacían algo malo, a comparación de los ya mencionados, que sí eran o malvados o no tenían un bando en específico.
Pero sí hay algo que termina siendo similar a las anteriores películas y es que últimamente se ha terminado con una tregua casi amigable entre ambas partes, como si todos terminaran siendo amigos después de quererse asesinar. Claro que todo debe solucionarse antes de llegar a eso, y pelear juntos por o verdaderamente peligroso (en este caso Cell Max), pero tras repetirse varias veces el final, ya no queda muy bien.
Ahora bien, la aparición de Cell Max también es corta. Como villano principal y creyendo que será un enorme y poderoso monstruo, queda relegado a un mero experimento que no logra terminar por cuajar, y menos con la oportunidad de darle a Gohan su protagonismo debido para que se transformara.
Aún así, la química que logran colocar entre Piccolo, Gohan y Pan es excelente. Recuerda aquellos primeros episodios de DBZ donde el guerrero de Namekusei era una figura paterna para el entonces niño.
La película tiene un gran fan service y un excelente modo de contar la historia, pero no termina por ser perfecta pues se apresura a contar las cosas. Sin embargo, funciona y convence a los fanáticos de insertarla en el canon de Dragon Ball.
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