Super, ¿Quién?
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En una época donde hay superhéroes millonarios y pobres, con habilidades especiales o sin ninguna, que vienen del espacio o que se han formado en la Tierra, creados a través de experimentos o con alguna sustancia extraña. Hay de todo, y no habríamos esperado que existiera uno que fuera una persona sencilla, común y corriente que se creyera uno porque es su papel en una película. Pero así es Super, ¿Quién?
Es curiosa la comedia francesa, pero cuando has visto muchas películas de su cine, comienzas a entender su forma de ver las cosas (aunque no por completo, nunca por completo), y este presente filme es una de ellas. Puede considerarse una parodia, pero también puede verse como una original propuesta de un héroe (lo de super queda a discusión porque, según los letrados, eso conlleva un poder sobrehumano y aquí no los hay) que debe resolver un dilema.
La forma en que es contada la historia desde el inicio de la trama va bien. Quizá la excusa o el motivo de ella no sea del todo atractivo o no convenza a muchos, pero el desarrollo le da una buena explicación, y lo más importante, se queda de lado tras todo el embrollo que se crea tras ello. Eso podría ser suficiente para una historia sencilla, que no es pretenciosa y que su finalidad no es sino dar un punto de vista de parodia sobre el género del superhéroe, tan es así que hay infinidad de referencias a los más conocidos de esta época. Y el propio poster tiene una de ellas.
No se necesita mucho cuando el objetivo de una producción no es resaltar sino consentir y dar una oferta fresca sobre un tema. Es verdad que queda corta, no sólo por su duración, sino porque hay muchas cosas que quedan sin ahondar y muchos temas que hubieran sido buenos parodiar o criticar. Aún así, la comedia física es divertida (algunas no, es cierto), los giros de tuerca son graciosos, las actuaciones cumplen.
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