Ad Astra: Hacia Las Estrellas
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Hay dos preguntas muy importantes en la historia espacial. y quizá en nuestra propia historia como seres humanos, que cambiaría el rumbo de nuestras acciones si se pudieran responder en estos instantes (porque los avistamientos aún no se toman como una respuesta oficial), y son: ¿Y si hay más vida en el universo? ¿Y si no hay más vida en el universo? Por supuesto, podrías reducirlo a una sola pregunta que respondiera ambas, pero cada contestación implica su propia disertación, que es lo más importante para los humanos, dejar de ser el centro de todo o convertirse en ello.
Para intentar responder esta(s) pregunta(s), los gobiernos han realizado varias investigaciones, desde el fondo de nuestra preciada Tierra, hasta lo más lejano que se puede llegar del universo con la tecnología que hoy en día se tiene. Todas las evidencias siguen sin ser suficientes porque cualquier detalle que pueda cambiar la respuesta, hace que sea investigada hasta el fondo, sin dejar lugar a dudas de que es la correcta. Es por ello que aún no sabemos, a ciencia cierta, si estamos solos o no. Pero, ¿qué pasaría si no lo estuviéramos? ¿Qué pasaría si fuéramos los únicos? Esas preguntas son más importantes: ¿Qué haríamos? ¿Estamos preparados para saberlo? Esto es lo que nos hace cuestionar «Ad Astra: Hacia Las Estrellas».
Dentro de todos los actores importantes de la industria hollywoodense, de los pocos que faltaban por encarnar a un astronauta era Brad Pitt, y con esta película se ha logrado tachar a uno más. Pero la elección no sólo es por hacer que todo actor logre protagonizar una película espacial, es por su talento, y lo vemos confirmado con una espléndida actuación, quizá lo mejor que tiene la película. Su personaje es inmutable, ha aprendido de los errores y de los aciertos, de su vida en solitario y de la vida en familia (que, por desgracia, termina mal), pero mucho más de su vida como hijo de un hombre al que consideran «héroe». ¿Cómo vivir cuando eres ligado a una figura casi sobrehumana debido a su trabajo excelentemente realizado? Pero, ¿cómo vivir cuando sabes que todo eso era sólo un cristal? Por supuesto, su personaje lo entiende más tarde, pero la carga con la que vive, sabiéndose hijo de un gran astronauta, es enorme, y por ello su particular forma de ser. Esa personalidad es lo que más llama la atención al espectador, porque gracias a ello vemos marcados los puntos de inflexión del personaje, es decir, vemos el enojo, la molestia, el dolor, la desesperación y la frustración, y es muy impactante por el enorme talento de Pitt.
La dirección es de una calidad asombrosa y, sin lugar a dudas, cada escena se vuelve una obra visualmente espléndida, trabajada hasta el cansancio para que no haya nada fuera de su lugar y tenga el efecto deseado, impactar al espectador. Y lo hace. Desde la escenografía de la Tierra, hasta los cohetes, pasando por la Luna y Marte, y finalmente un bellísimo paisaje de los planetas que se ven. La creación es maravillosa y la fotografía, principalmente de Neptuno, es asombrosa. Todo el trabajo visual es de gran calidad. Sobra decir que, como pasa en otras películas, los efectos visuales hacen que los planetas se vean sobrepuestos, pero en esta película logran darle una realidad que pocas veces se logra.
La historia toma dos rumbos importantes que se entremezclan de acuerdo a la situación y al momento del propio espectador. El primero es la importancia que hay entre la vida fuera de la Tierra; el segundo, es la importancia del lazo familiar que persiste pese a la distancia (temporal y espacial), específicamente en este caso, entre padre e hijo. Los dos aspectos pueden ir de la mano, metafóricamente hablando, porque se trata de esa vida que busca una explicación mediante otra, esa expectación de saber si el padre se encuentra vivo o no, si hay vida en aquel sitio. Por eso vemos que, el primero momento en que las emociones afloran en Roy es cuando le manda el mensaje a su padre desde Marte. Nunca se olvida la influencia paterna, y aunque hayan pasado varios años, jamás se olvida.
En cuestión de la velocidad, la primera hora es una genialidad, una maestría para contar historias de este estilo, pero la segunda hora me parece un poco más lenta y pierde un poco el encanto que tenía, como si esa hora se alargara para contar más cosas de las que de verdad importaban. En general, es como una road movie, aunque en el espacio (sin llegar a ser una space opera) donde cada punto de desembarco supone un peligro que el personaje de Pitt debe solucionar para poder llegar a lo que de verdad importa: con su padre y con la verdad del Proyecto.
Sin duda, la película es una muestra de un gran trabajo que se debe disfrutar en el cine, y si no pudieron verla, disfrútenla en casa todo lo mejor que puedan, pero no tan relajados porque la velocidad es lenta, es contemplativa en ciertos aspectos. Este rasgo, el contemplativo, es debido al maravilloso trabajo de dirección y de fotografía, así como de efectos visuales, lo que la hace sumamente compleja en su tema. Cualquiera puede darle la relevancia al que guste, a los lazos familiares o a la vida extraterrestres, o al propio desastre que somos los humanos al destruir la Tierra y otros planetas.
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