El Estudiante

La venganza nunca es buena, y ya lo dice la famosa frase: «quien busque vengarse, que recuerde cavar dos tumbas», porque la verdad es que, aunque el individuo sea frío y calculador para evitar ser atrapado, siempre existe la posibilidad de que se encuentre y, de una u otra manera, las consecuencias los atrapan. Esas tumbas bien pueden ser para la víctima, pero también, de manera simbólica, para el remordimiento, para el miedo o ansiedad de ser encontrado, o la de la propia paz al realizar lo que se pretendía.

La paz no siempre es buena después de colocones de planeación. Funciona como síndrome de abstinencia y suele ser peor. Pero no olvidemos que la venganza puede ser de ambos lados, desde un hombre que la busca de manera impaciente, pero se puede crear una cadena donde, la presunta víctima no muere y sigue el juego. Aquí se plantea una pregunta, ¿en qué momento la venganza deja de serlo para convertirse en un juego o termina difuminándose entre vueltas y vueltas de ambas partes?

Este punto nos lo explica en un caso muy claro John Katzenbach en su novela El Estudiante.

SINOPSIS
Mientras intenta mantenerse alejado del alcohol, Timothy 'Moth' Warner alterna sus clases de posgrado en la Universidad de Miami con las reuniones de un grupo de autoayuda para adictos. Su tío Ed Warner, médico, psiquiatra y alcohólico rehabilitado, es su gran apoyo moral. Preocupado porque Ed ha faltado a su cita, Moth se dirige a su consulta de su tío y lo encuentra muerto en medio de un charco de sangre. Aparentemente, se ha suicidado con un disparo en la sien. Sin embargo, Moth está convencido de que fue asesinado. Desolado y decidido a encontrar él mismo al asesino, busca apoyo en la única persona en la que puede confiar: Andrea Martine, su ex novia. Pese a que está sumida en depresión por haber sido violada y por un aborto, no puede dejar de escucharle. Mientras luchan contra sus demonios interiores, los dos jóvenes se irán internando en un territorio oscuro y desconocido, habitado por una mente tortuosa y vengativa que no cejará ante nada.

ANÁLISIS

La novela sigue con un cierto parecido a las que ya ha publicado Katzenbach, con el típico caso que al final no es suicidio y que un personaje (cercano o no a la víctima) decide esclarecer para convertirse en un héroe inesperado (claro, de acuerdo al estereotipo del personaje, porque el final lo sabemos desde el principio). Algo me dice que el autor comienza a acercarse a lo que Dan Brown ha realizado, a la repetición de sus plots, pero por suerte, Katenbach ha logrado evitar eso con un poco más de trabajo, porque, aunque se repite en ello, le da una frescura en la narrativa y en la forma de contarla.

Esta breve, pero muy importante variación, se encuentra en las pequeñas introducciones de cada capítulo que, a veces funcionan como distractores, a veces como esclarecedores, o como una suerte de acertijo para que adivinemos si se trata de algo real o ficticio conforme a la historia. También tiene algunas partes donde las conversaciones internas son más largas y eso ayuda bastante. Ayuda porque la novela está narrada en tercera persona, y cuando estos momentos de interiorización son muy personales y, por la buena escritura, logra hacernos entras en su ambiente sencillo o ilusorio, dependiendo del personaje.

Los personajes, como ya mencioné, son muy parecidos a los usados en anteriores novelas. Moth es un chico atormentado por su vida y, ahora, por la muerte de su tío. El miedo se instala demasiado dentro como para hacer que la venganza crezca mucho más de lo necesario. Cualquiera dejaría pasar el evento, aún cuando tengamos en estima al familiar, pero su miedo de recaer, al no tener su ayuda, potencia la búsqueda de la verdad.

Andy Candy es un buen personaje, sufriendo por su pasado que ha llegado al presente, por la conciencia dividida entre su abuso sexual y el aborto y el apoyo incondicional a Moth que lleva al mismo sitio, a la muerte. Tiene un buen desarrollo, y aunque me hubiera gustado más conocer su pasado con Moth, lo importante está bien contado, es decir, lo que hace y piensa en el presente.

Susan es el personaje menos claro en cuestión de ser elegido para esta novela. Recuerda a todas aquellas fiscales, policías o agentes de sus novelas anteriores. Siempre hay una mujer que representa todo lo ingenuo o inexperto, a pesar de estar en un sitio de seguridad. La adicción es lo que la vuelve vulnerable como fiscal y como persona. Es bueno, pero me parece que esta fuera de lugar en muchas situaciones y le falta más creación para ser mejor justificada en la historia.

El Estudiante 5 me parece un genial antagonista, y a comparación de otros del mismo autor, aquí sí vemos su pasado, sus pensamientos y lo que hace durante los lapsos de búsqueda y asesinato. Su personalidad vanidosa, ególatra, con una seguridad que raya en lo maníaco, lo hace ser detestable, lo que significa que está muy bien realizado.

La novela falla un poco en la historia porque es sencilla. Está bien descrita y bien desarrollada, tiene muchos momentos que rellenan la historia de manera aceptable, pero en sí, el plot principal, es sencillo. Esto se nota, sobre todo, al inicio, pues tarda en arrancar.

Los capítulos cortos hacen fluida la lectura y se agradece bastante, sobre todo porque están muy bien delimitados, cada uno para describir a cada personaje o a cada situación que los une.

Al final, el libro es entretenido, es rápido y, aunque se acerca a las 500 páginas, resulta corto. La narración es buena, los personajes mantienen a la expectativa a todos, pero si han leído a Katzenbach antes, les resultará muy poco novedosa la historia.


• FICHA TÉCNICA •
Título Original: The Dead Student
Autor: John Katzenbach
Año: 2014
ISBN: 978-84-666-5500-2
Páginas: 472


• FRASE •
• ¿Qué tiene de excepcional la vida para que necesitemos seguir viviéndola?


⭐ (8/10) 

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