Un Príncipe En Nueva York [1-2]
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Las tradiciones nacionales son abrumadoras. Desde un saludo en particular, hasta una serie de palabras que significan una cosa totalmente diferente de país a país y que, si no conocemos bien, podemos caer en serios problemas. Si bien es cierto, como visitantes, extranjeros o foráneos de un sitio, tenemos menos entendimiento de ello, también es verdad que, «a donde fueres, haz lo que vieres». No hay pretextos para no prender cómo se debe comportar alguien en un determinado lugar.
Ahora, a todos aquellos que viven en el país específico, no hay tanta laxitud para ellos. Deben acatarse a las reglas y normas, a las leyes, a las tradiciones, a lo que dicte su cultura , a pesar de ser tan antiguas o actuales. Quizá aparezca alguien a quien no le guste o quien se cuestione porqué todo es así, y estará bien, pero hay que tener cuidado porque no será tan fácil convertirse en un proscrito. ¿Se imaginen que el propio príncipe del reino sea el que irrumpa con todo?
Esto es lo que ocurre, con un toque de comedia y romance, en Un Príncipe En Nueva York y en su secuela.
A pesar de que se trata de una película de comedia romántica, y con Eddie Murphy (quizá el Adam Sandler de los 80’s y 90’s), esta película se ha instalado como una muy divertida propuesta por varias cosas. En primera, hay una gran actuación de Murphy como protagonista porque no es el papel exagerado de otras producciones, de hecho es bastante carismático e interesante debido a su personaje. Lo sencillo que quiere ser es una buena decisión que contrasta con lo que es. Siendo príncipe heredero del trono lo menos que quiere es la ceremonia de pisar rosas, de que estén cerca de él a todo momento y decidir por él mismo cada cosa que deba hacer. Así comienza la disrupción por el ser humano y la tradición.
Para ello, los primeros minutos se presenta una Zamunda llena de tradiciones y costumbres. Vemos el cuidado personal, la atención detallada por complacer a Akeem hasta en la forma de despertar, el ritual de encontrar una esposa y la propia danza para presentarla. Los primeros 20 minutos es una creación de un país que luce totalmente llamativo y que, como mero detalle, claro que nos hace recordar al actual Wakanda (detalle que aparece en la secuela).
Hablamos de Murphy y dijimos que lo hace bien, pero sin duda Arsenio Hall no desmerece atenciones. Entre los dos crean un ambiente muy sólido de comedia, de situaciones divertidas, de un contraste entre el que quiere usar el dinero para las comodidades, y el otro que pretende ser sencillo. Así de importante es el dúo, porque cada uno hace que se impacten ambos pensamientos. Esto deriva en un mayor contraste con el propio rompimiento de las tradiciones y de pensamiento nacional. Y qué decir de los ancianos de la barbería, son geniales.
En nuestra época, la mujer ha tomado una voz más importante, y si se dan cuenta, aquí el hombre, a pesar de tener un estatus supremo, sabe que ese no es el sitio adecuado, no busca a la amante perfecta, a la mujer abnegada que haga lo que él quiere, él desea una mujer con pensamiento propio. Es interesante ver que, lo que cree que es América (Estados Unidos, en este caso) no se diferencía demasiado de Zamunda, porque hay tantas «tradiciones» y complejos que pareciera un desfase cultural. En América también se hace de menos a la mujer, se busca el bien económico antes que el emocional, se piensa en el bien personal y no en el del otro, se busca un arreglo en todo, y quizá eso duela en varias partes porque así es y así sigue siendo. A veces la comedia sirve para darnos cuenta de muchas cosas que no vemos a simple vista.
Por supuesto, la película es divertida, tiene excelentes momentos que se quedan en el inconsciente, hay grandes trabajos de actuación, la dirección no es sobresaliente, pero ante un buen trabajo de fotografía, luce bien. Quizá el aprendizaje queda un poco opacado ante la comedia, pero vaya que lo hay si se busca bien.
TRÁILER
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La película es un buena forma de rendir homenaje a la primera ya que no toma tantas libertades para alejarse de ella, es más, desde el principio vemos la similitud. La forma de comenzar, de presentar el palacio, el reino y las tradiciones. Hay muchísimas escenas que recuerdan la primera película, no sólo las más obvias (los flashbacks que cuentan lo sucedido) sino diálogos que se repiten (como cuando Lavelle le pregunta a Bopoto sobre sus gustos), cuando vuelven a América, algunos personajes y sus diálogos y muchas más.
El resultado es bueno y, al menos, no se desvirtúa tanto a pesar del paso del tiempo. Por supuesto que la primera es mejor, y esta segunda parte recuerda bastante otras propuestas actuales como la ya mencionada «Black Panther» o varias más con un estilo de historia similar. La cuestión aquí llegaría hasta el punto de preguntarnos si era necesaria o sólo es un medio para volver a la nostalgia, pero actualizada.
Creo que no hace falta (pero lo haré) mencionar que en la primera había muchos chistes que ahora se consideran de mal gusto, y eso es lo que podría intentar remediar en esta segunda. El papel de la mujer se hace más fuerte, la relación de pareja también se muestra más y los problemas que hay en ella, por supuesto las tradiciones y el proceder en una cultura diferente, pero muy importante es lo primero, el papel de la mujer en todo, desde tener un sitio importante en el reino, hasta decidir cualquier cosa. A nivel de guion no hay un gran cambio entre las dos películas, pero sí hay una propuesta un poco más social respecto a la época en que vivimos.
Es divertida porque es sencilla. Es proclive a manejarse como políticamente correcta desde varios puntos. Es un producto que gusta y que recuerda bastante a aquella época en que se estrenó la primera, pero el gusto primario se siente muy forzado a querer presentar algo que guste a la mayoría y que se sienta bien. Eso gustará a muchos, a otros no, pero así es el cine.
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