Tres Anuncios Por Un Crimen
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Lamentablemente, hay una enorme cantidad de mujeres (en específico) que han sido violentadas a través de todos los años que lleva la especie humana en la Tierra. Esto no se detendrá hasta que, de verdad, todos entendamos que cualquier vida merece seguir así, viva, y sin violentar, que todos tenemos los mismos derechos y que no debemos esperar a que una acción nos haga pensar en las consecuencias. En los últimos años se ha visto este levantamiento de las mujeres y uno agradece que lo hagan (las maneras ya dependerá de cada uno, saber si es la manera correcta o no, pero el hecho significativo es lo que cuenta en primera instancia).
Pero cuando la violencia recae, no en un grupo sino en un individuo, en una mujer, en una joven, en una chica, en una amiga o compañera, hija, hermana o sobrina, que en ningún momento se hubiera imaginado que pasaría por algo así. ¿Qué es lo que queda por hacer? ¿Resignarse luchar, hacer que lo que sucedió sea visible para todos y pelear porque se haga justicia día tras día? Seguro todos optaríamos por esta última porque lo más importante (cuando se ha cruzado ese límite) es buscar al culpable y llevarlo a una sentencia (pública o privada).
Esto es lo que nos cuenta Tres Anuncios Por Un Crimen, el esfuerzo de una madre por hacer que el caso de su hija no sea olvidado como tantos.
La película es una belleza en todos sentidos. La dirección está muy bien manejada y logra darnos tomas que son espectaculares, gracias a la excelente locación donde está filmada y al diseño de los escenarios donde se desarrolla (que no son muchos, pero están muy bien colocados). Hay un ambiente del sur que recuerda bastante al country, al medio oeste y esa esencia la tiene impregnada en toda su extensión. De hecho, el propio soundtrack nos hace entrar muchísimo en esa sensación, en una tranquilidad que se rompe por la fuerza de las actuaciones y los momentos fuertes de la historia. Éstas (las actuaciones) son formidables, y quizá es el aspecto más poderoso de la película porque potencia a la propia historia.
La historia nos hace debatir tantas cosas que se vuelve más un ejercicio de proposiciones que una película en sí. Lo primero que nos hace cuestionarnos es qué haríamos en una situación similar, desde el hecho de ser quien sufra por la pérdida de un ser querido y su esfuerzo porque el caso no sea cerrado sin un detenido. Después, el qué hacer para que no sea olvidado. ¿Qué estaríamos dispuestos a hacer para que no pasara? ¿Atacar a la policía, desquiciarnos, buscarlo por nuestra cuenta? Difícil, pero quizá en un grado sí lo haríamos.
Creo que la película en sí es una muestra de las consecuencias a nivel general. Las consecuencias que existen desde una discusión entre madre-hija y que deriva en que la chica se vaya sola. La consecuencia del fallecimiento. La consecuencia del tope de la investigación. La consecuencia de que no haya culpables, del sentimiento de vacío, de los anuncios y del apoyo que hay entre el pueblo y los que están dentro de la situación. Las consecuencias de todo.
Las actuaciones son impecables, y decíamos que es lo mejor de la película porque así lo es. Frances McDormand hace a una madre que sufre por la pérdida de su hija, pero no sólo eso, sino que la propia madre se siente culpable por su muerte, y vemos el motivo en el flashback. El dolor creció y la culpa se mezcla con ella, dando como resultado el límite cruzado entre las emociones (la seriedad, la frialdad y la mecha corta para los problemas cotidianos) y las acciones (incendiar la comisaria tras el enfrentamiento indirecto). Todo ello la vuelve en una imagen extraordinaria porque vemos el dolor, pero también la pérdida de control.
A pesar de que el jefe Willoughby es el menos culpable por el caso, su figura se vuelve importante porque es la encarnación de un sistema que está atiborrado de casos no resueltos y que, indudablemente, termina por quebrarse. El hecho de que tenga cáncer es una mancha más, pero bien podría haber sido otra cosa. Es lo de menos. Lo importante es que es lo más positivo de la policía y su carta final a Mildred es de lo mejor.
El personaje de Dixon tiene innumerables cosas que podemos comentar, pero creo que lo más importante es su personalidad. Desde vivir con su madre y hacerle caso a ella, en vez de ser lo que él quiere ser, hasta su cambio radical en la historia, de ser un oficial violento (que seguro eso es algo cotidiano en EEUU y que provocó malestares) a alguien redimido que tiene esperanza en que el hombre sea el culpable del asesinato. Con Frances McDormand, Sam Rockwell es fantástico a nivel actoral. Woody Harrelson queda por debajo debido a su papel, pero los tres son enormes.
No se necesita mucho análisis para la película porque todos los temas son mostrados directamente y, aunque no tan explícitos, sí son claros. El claro ataque a la religión en la escena de Mildred con el padre; la mala praxis de la policía en dejarse llevar por sus emociones y no por cumplir su lema «para servir y proteger»; y varias más. No es complicada, es una muestra de la vida cotidiana y sus problemas inextricables. Las consecuencias y las formas de actuar. Así es la vida, tranquila por momentos, pero sorpresiva en otros.
Por cierto, la ciudad de Ebbing, no existe, pero tal como sucede en muchas historias, cualquier parecido con otras ciudades, de EEUU y del mundo, no es coincidencia.
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