La Feria De Las Tinieblas
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Los tres días que comprenden desde el 31 de Octubre hasta el 2 de Noviembre son muy queridos por el escritor estadounidense Ray Bradbury. El motivo, fácil, son los días en que se celebra la Noche de Brujas (Halloween), el Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos. Todas ellas celebraciones que tienen a la muerte por imagen central, pero no sólo a la muerte en sí, sino a la celebración de todos aquellos que vivieron y que ahora son extrañados. Cuando Bradbury visitó México, se enamoró de la fiestas del 1-2 de Noviembre y las inmortalizó en varias de sus obras.
Es verdad que nada se le pide al propio Halloween, y menos tras la gran variedad de historias que se han realizado a partir de ella en películas, novelas, relatos, series, etc. Pero nada se le puede negar a nuestras festividades que ensalzan a la vida y muerte de nuestros antepasados. Por que de eso se trata este par de días, sobre lo que en vida nos dejaron para que, en la muerte los recordemos.
Una de las historias que Bradbury nos entregó bajo el ambiente sombrío de éstos días es La Feria De Las Tinieblas.
Los que conocemos la prosa poética de Bradbury, gozaremos con esta novela ya que se encuentra dentro de aquellos primeros trabajos publicados de él y que, de tal manera, vemos en su esplendor la belleza de una narración dirigida a la niñez adulta o a los adultos que siguen sintiéndose niños. Se preguntarán porqué ellos precisamente, bien, porque las historias que nos ofrecía en esa época trataban de niños que aprendían sobre el mundo de los adultos y sobre adultos aprendiendo y recordando el mundo de los niños. Por ejemplo, Stephen King nos ha contado historia sobre pequeños héroes en «IT», «Dreamcatcher» o «The Body», pero la particularidad de ellos es que los adultos no les creen, son manipulados por el mal y los niños son los únicos que pueden contra ellos, o los adultos son la encarnación del mal. En cambio, Bradbury nos muestra la mezcla de los dos, de los niños y los adultos como uno solo, donde la edad es sólo un número y la experiencia es tan válida para los infantes como para los mayores.
Este trabajo de Bradbury es especial ya que impregna, de un modo tan especial, la festividad de Halloween, o Todos los Santos (aunque en anteriores y posteriores, lo vuelva a usar) bajo la premisa de la bondad y la maldad, pero no sólo de manera explícita y separada, como antagonistas, sino como elementos que cada persona tiene dentro de sí mismos y que, llegado el momento, luchan por manejarnos. Esto se nota, primero, en la clara referencia que hace el autor en los niños, Will y Jim, donde uno es el tranquilo e introvertido, y el otro es el arriesgado y extrovertido. A través de las páginas veremos más claro ese enfoque, pero cuando el vendedor de pararrayos llega, el diálogo entre los tres personajes lo muestra claramente.
Decíamos que la mezcla entre el bien y el mal es el primordial respecto al interior de cada uno, pero entre todo ello, también es el que existe per se en todo, en primera instancia y en segunda, es decir, por las acciones y por el prejuicio. La maldad es maldad porque se hace directa y sin consecuencias, como lo hace el dueño del circo, quien directamente se enfoca en los niños para atraparlos. Eso es maldad; la bondad son ellos, los niños y el padre de Will, quienes luchan contra el Sr. Cooger, el hombre ilustrado, y así frustrar su plan.
La alianza que hay entre niños y adulto es sublime. ¿Quién no ha visto, quién no ha vivido, o quién no piensa que, todo aquello que les sucede a los niños jamás sería creído por sus padres o por un adulto? En este caso, la belleza radica en que padre, hijo y amigo son unidos, hay una tácita creencia en todos ellos que les permite trabajar en equipo, sin tapujos, sin cuestionamientos. ¿No es hermoso? ¿Confiar y creer en los niños aun cuando sus historias sean de lo más inverosímil? Quizá estén diciendo la verdad.
Cada personaje está trabajado a la perfección, logra incomodar, sorprender o mover emocionalmente con cada palabra dicha. Los diálogos de Charles y su historia es de lo más emocional que pueda haber escrito desde el punto de vista de un adulto hablándole a su hijo, sobre el amor, sobre la vida y la muerte, sobre todo.
No hay duda de que Bradbury supo crear imágenes espléndidas con un vocabulario inmenso, poético y crítico a su vez. Cada relato y cada novela nos hará estremecernos de principio a final y, aunque sean ficción, veremos que debajo de ese halo, se esconde un resquicio de verdad. O si no, ¿por qué nos impactaría tanto?
• Siempre mirando por encima de tu hombro para ver qué viene, en vez de mirarte a ti para ver qué hay... en este sentido, aunque no me justifico, todos los hombres son tontos.
"-¿Desde cuando crees que ser bueno significa ser feliz?
-Desde siempre.
-...A veces el hombre que parece más feliz, el de la sonrisa más ancha, es quien lleva la mayor carga de pecado. Hay sonrisas y sonrisas. Aprende a distinguir la variedad oscura de la variedad clara."
⭐ (9/10)
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No conocía al autor pero después de tu reseña sin duda lo buscaré.
ResponderBorrarMuchas gracias! Qué bien que haya hecho mella para leerlo Saludos y que lo disfrutes!
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