El Fin De La Eternidad
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El tiempo es algo casi imposible de explicar si no se tiene el conocimiento adecuado para entender tantas definiciones físicas o de mayor grado especializado. Uno podría pensar que sólo es el paso del tiempo en las cosas, sus cambios visibles y/o la muerte de ellas, pero sería solamente una definición sencilla. Tampoco trataré de definirlo yo porque me sería imposible hacerme entender; el punto es que, si así de complicado es de explicar, más aún lo es comprender los tejemanejes que se crean en su uso.
A través de los años, en libros, películas o series (principalmente) hemos visto historias que usan al tiempo y al espacio como una herramienta maleable capaz de llevarnos a cualquier punto que queramos. Desde el pasado hasta el futuro, sin límites o con ellos (dependiendo de las reglas que cada escritor quiera utilizar) las narraciones extraordinarias nos parecen atractivas por su manera de contarse respecto al uso del tiempo, sus mensajes y sus sorpresas.
En este caso, Isaac Asimov nos muestra que la eternidad es algo tangible y que existe para corregir eventos de los humanos en: El Fin De La Eternidad.
De todos los libros que llevo de Asimov, quizá este sea el más romántico que haya leído. Quienes ya esté en su lista de lecturas, no me dejarán mentir, pues hace gala de la muestra de romance que muchos soñarían vivir: un hombre y una mujer enamorados completamente, decididos a luchar contra toda adversidad, y que su amor permanezca en toda la eternidad. Él, por su parte, arriesgando su trabajo y el mismo espacio-tiempo. ella, todo por amor, aceptando y lo que él decida, y no de manera machista, sino de buena manera, en donde los dos deciden cuál será el siguiente paso para permanecer juntos.
Pero también tiene el misterio que nos ha acostumbrado a leer en cada obra suya. Puede tener una historia superficial con la que nos atrapa, pero en el fondo, hay otra mucho más elaborada, más científica, más importante respecto a toda la trama por completo. Esta es la del viaje en el tiempo, las paradojas y la propia eternidad. Saber que a Eternidad es una institución podría no ser impactante, pero sí el que ellos cambien detalles en la realidad en pro de ella. Pero, aquí aparece la primera cuestión: ¿bueno respecto a qué? ¿A su propia visión de lo mejor de la realidad? ¿A un avance tecnológico que debe ocurrir después de miles de siglos? ¿Para evitar que los descubran? el debate de siempre ocurre aquí, qué es lo que se considera bueno o malo para la Humanidad. Al igual que ocurre con la Ley Cero de los robots al intentar saber qué es la humanidad, aquí se complica la decisión de qué es bueno y malo. Cada uno le dará su perspectiva.
El segundo tema ocurre al saber que el avance tecnológico en la humanidad hace que la búsqueda de nuevos planetas con vida sea lo primordial, aunque, al comienzo esto suceda miles de siglos adelante debido a los Eternos, no importa el inicio pues el final e el mismo, la colonización de planetas y de galaxia. Esto es lo que une el libro a la Serie de la Fundación (junto con otros detalles, como la Tierra radiactiva, el látigo neurónico o los viajes interestelares), la capacidad de los seres humanos para concluir un Imperio Galáctico, pero también la delicadeza de nosotros para darnos cuenta que no somos los únicos, que hay algo más allá de nuestra Galaxia y que, a fin de cuentas, todo acaba.
Como detalles a conocer, es la magnífica pluma de Asimov y su ingenio lo que nos muestra una vez más, grandes escenarios diferentes de cada época en que la historia sucede. Desde los primitivos siglos XX (en donde sucede nuestro presente), pasando por los materiales 400, y finalizando en los miles de siglos después de energía. Pero es curioso que, aun cuando los Eternos son casi omnipresentes (desde nuestra perspectiva) siguen apareciendo tabúes o prohibiciones, como los siglos desconocidos o el propio pasado.
Cada personaje (y son pocos los que aparecen) están bien realizados. El protagonista logra transmitirnos lo que sucede a su alrededor y en su interior: el empeño que pone en cada etapa de su formación, la sorpresa y desprecio al ser Ejecutor, pero su responsabilidad en ello, su profesionalidad, y todo lo que se modifica al enamorarse, es por ello que Noys se vuelve tan fundamental, porque sus acciones responden a la unión que quiere con ella. Ella, por su parte, quizá haya faltado conocerla un poco más, aunque la verdad aparece al final, no es completa, o no es muy satisfactoria. Los secundarios logran ser interesantes y los que no, es porque también el autor decidió que fueran así.
Al final, los dos grandes tópicos que se recuerdan son el romance y la odisea temporal-espacial. Harlan hace todo por estar con Noys, mientras la Eternidad (como institución y como espacio temporal) está en peligro pues lo que ha sucedido debe seguir sucediendo, como ciclo sin fin y para evitar paradojas. Por supuesto, este mantenimiento es el conformismo, es lo rutinario, es lo que todos debemos eliminar de nuestras vidas y disfrutar cada momento como si no hubiera otro, porque no lo hay.
Nosotros hemos reseñado este libro antes del final de la Serie de la Fundación para que la historia se entienda, pero bien puede situarse al final o al principio de todo. Debido a que los datos nos encajan perfectamente, no influye en nada, pero sí tiene referencias que expanden el universo (literario e imaginativo).
⭐ (9/10)
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