Lo Que Sé De Los Hombrecillos
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Ya sabemos que el arma principal de Juan José Millás es la transgresión de lo cotidiano con sucesos fantásticos. La condición humana en cuentos cortos con todas las diferentes emociones, sensaciones..., pequeñas fotografías descriptivas de nuestra vida con toques de comedia e ironía. Justo así es la vida. No tiene reglas específicas para comprender lo que sucede, y si hay cosas que no logramos entender, lo clasificamos como algo mágico, inexplicable, irreal.
Esta vez, Millás nos presenta, en una novela corta, la relación entre lo cotidiano y lo fantástico, así como un poco de realismo mágico al darnos una historia que habla sobre la vida, sus vicisitudes respecto al trabajo y al desenvolvimiento con los otros, así como a la ética y moral. Esto es presentado en «Lo Que Sé De Los Hombrecillos».
En poco menos de 200 páginas, Millás nos muestra, como decíamos, esta convergencia entre la realidad y la irrealidad, con aspectos mágicos, con lo sorprendente. De la dualidad de la vida, de nuestros secretos y de la vida que ocultamos y de la que damos a conocer a los demás. Lo público y lo privado. Todas las prácticas que sabemos son las que nos ayudan a ser alguien en la sociedad, pero también todas aquellas acciones que hacemos en la intimidad, las que no a todos mostramos porque son personales, porque son las que de verdad contienen la esencia de lo que somos. Y porque, quizá, varias sean de las no aceptadas por esa misma sociedad.
Nos ofrece el tema de los homúnculos, el cual ha sido muy tocado en la actualidad, ya desde hace varios años, gracias a algunos videos y textos que produjeron debates. Debido a que el libro fue publicado desde el 2010, podemos decir que el tema es tocado de manera contemporánea. Además, hay un antecedente en su libro antológico «Los Objetos Nos Llaman», donde ya mencionaba a los hombrecillos.
También, fuera de la alquimia, nos podemos remitir a las instancias psíquicas que Sigmund Freud nos comentaba. Las 3 formas del individuo (Yo, Ello y Superyó) se ven manifestadas en los personajes, el profesor, el hombrecillo y el actuar con los demás o el no-acto mediado por una moral. Está muy clara esta referencia, pues desde el hecho de crear un hombrecillo a su imagen y semejanza que puede hacer lo que sea sin consecuencias (porque no vemos consecuencias explícitas, sólo aparece en una escena donde lo persiguen, pero nunca es aclarada la razón) habla de esa liberación de las normas, de la libertad de la acción. Mientras que el propio académico resiste convertirse en algo más liberador, en trasgredir sus límites.
La clara diferencia se palpa en la aparición y desaparición de los hombrecillos, al ver cómo cambia la vida del protagonista, es partícipe de los excesos mutuos, como si entre ambos se tratara de una apuesta de resistencia, hasta un final sorpresivo. Cuando los hombrecillos desaparecen, su raciocinio vuelve a aparecer y decide dejar esa vida de lado, esa época de desenfreno. Quizá no todos hemos pasado por ello, pero seguro que sí hemos actuado en exceso alguna vez. ¿No habrá sido por algún hombrecillo?
Pero también hay una trama secundaria que es interesante, y es la crítica a la sociedad consumista y capitalista. El académico también es un articulista y todos sus textos hablan sobre la economía, sobre la variación del capital, y todo lo quiere comparar con la creación de los hombrecillos o su mundo. Creeremos que la gente es controlada mediante esta variación del consumismo y que los hombrecillos intentan salirse del cascarón, pero terminan volviendo a donde están, siendo controlados por un enjambre de personas más poderosas.
La novela es pequeña y, aunque no termina por ser uno de los mejores trabajos de Millás, sigue manteniendo esa característica peculiar de su obra.
⭐ (8/10)
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