Las Corrientes Del Espacio
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En la Tierra tratamos de conocer todo lo que nos rodea, todo lo que existe, lo que vemos y lo que no, pero sabemos que se encuentra a nuestro alrededor. Intentamos manipularlo, crear modos de estudiarlo y de hacerlo parte de nuestra vida cotidiana, a excepción de aquellos que son raros en su existencia. Pero en todo lo demás, forman parte de una lista interminable de elementos que, conozcamos o no de primera mano, se han vuelto parte del planeta.
Pero hay tantas cosas que no conocemos y de las que no tenemos control sobre ellas. Dentro de la Tierra, los especialistas intentan tener un catálogo de todo lo probable y posible por suceder, pero fuera de ella, el universo es tan desconocido como peligroso. ¿Cómo saber, realmente, cuando va a explotar una estrella? ¿Cómo saber, realmente, cuando va a impactar un asteroide en nuestro hogar? El miedo se hace presente cuando una amenaza está cerca.
Esto es lo que nos cuenta Isaac Asimov en la segunda novela, de las tres que forman parte de la Saga del Imperio Galáctico. Hablamos de «Las Corrientes Del Espacio».
Apenas es la segunda novela del tríptico del Imperio Galáctico, pero una cosa es segura, una que leí por una página y con la que ahora concuerdo en un porcentaje más alto: esta tercia de novelas son de lo menor que tiene la Serie de la Fundación. Y es que la ambición con la que comenzábamos en la Serie de los Robot ha mermado considerablemente bajo una serie repetitiva de casos detectivescos combinado con las clases sociales, un misterio galáctico que funciona también como un drama político y un grupo de protagonistas que se convierten en héroes fuera de lo común.
A pesar de ello, la novela funciona por muchas cosas (aunque tampoco es que se convierta en un material indispensable, sólo lo sería para aquellos obsesionados con leer todo el material de Asimov, los que desean llevar el camino como tal de la Serie o para los fanáticos empedernidos del autor) pues logra darle una personalidad a cada uno de los personajes involucrados. Hace que sintamos algo por el protagonista, por esa relación con su cuidadora y un poco de suspenso al conocer al trama. Pero esto tampoco es apabullante, hay muchísimas cosas que se quedan sin resolver o sin un desarrollo más grande (como el de Samia o el de los demás Nobles).
Lo más destacado del libro es la conexión y el avance de la trama en general del Imperio Galáctico. Conocemos a una Tierra que sigue siendo radiactiva, pero que, sorpresivamente, aún tiene vida humana (la pregunta obligada es, ¿cómo han sobrevivido?); el crecimiento de Trántor como un gobierno imperialista y que busca de todas formas hacerse con lo más rico y poderoso del universo, aunque a su paso tenga que destruir planetas (pero, ¿cómo lo ha hecho? ¿En que momento ha crecido tanto?); también conocemos el universo y su peligro, así como los viajes estelares, el perecer de las estrellas y la amenaza que corren los planetas en su propio sistema. También vemos la situación recurrente de la separación de clases sociales y su continuación del uso racial (¿alguna vez se detendrá?).
La novela es mejor que la anterior (a pesar de que, cronológicamente, fue escrita primero, pero narrativamente se ha colocado como segunda) y logra darnos un poco más de suspenso, pero al final no es tan impactante como el comienzo nos decía. Tanta ambición y miedo se acaba en una solución sencilla. Aún quedan preguntas sobre el universo, la colonización y los habitantes de la Tierra y demás planetas. Pero aún hay camino qué recorrer.
⭐ (7/10)
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