Cerbero Son Las Sombras
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Durante nuestra vida, la conexión con nuestra familia puede ir incrementando o deteriorándose dependiendo de la relación con la que se vaya nutriendo. Si nuestros intereses no son compaginados por los demás, es posible que se encuentre una brecha entre los integrantes y así alejarse uno con otro. Pero esta brecha también puede convertirse en un puente para una conexión entre todos, para hablar sobre esas diferencias y encontrar un punto medio que los unan.
Pero todo depende de la disposición que exista entre los integrantes de ese círculo primario. Si el interés es poco, no habrá nada qué hacer. Si es alto, la ganancia será un lazo fuerte. Y esto es lo que nos presenta Juan José Millás en su primer novela publicada, Cerbero Son Las Sombras, en donde explora la fragilidad de la familia.
La novela se inscribe bajo el formato epistolar, pero no porque se conforme de varias cartas sino porque es una carta en sí misma, todo el texto lo es, lo que recuerda a «El País De Las Últimas Cosas» de Paul Auster. Así es como, por naturaleza, el escritor se vuelve un sujeto biográfico, acercándonos a todo lo que va plasmando, sobre todo a sus vivencias y experiencias dentro de su familia, que es el tema principal, junto con la relación y percepción de su padre durante una época específica de su familia.
La narrativa es continua, lo que provoca al lector una incansable sucesión de eventos que o bien son descritos con lujo de detalle o bien se crea una explicación sobre los pensamientos del narrador. No hay momento en que la historia se calme para dar paso a un nuevo tema, todo el libro tiene el hilo conductor de su padre. Y eso es lo que nos lleva a su profundización. Es quizá una de las novelas más oscuras de Millás, y no me refiero a oscura en el sentido de terrorífica o de horror (aunque viajar al centro de nuestras emociones y de nuestra mente tiene algo de ello), sino que es psicológicamente abrumadora por las emociones de soledad, de duelo, de incertidumbre, de desconcierto, de pérdida (de varias cosas), de falta de respeto, etc. Es quizá este último punto el primero que se deja ver debido al camino que se abre el narrador, como si escribir la carta fuera una catarsis de disculpa o perdón o reclamo a su padre.
Cualquier hijo pensaría que si el padre decide, a como dé lugar y de la manera que sea, obtener dinero para cuidar y proteger a su familia sería de reconocer, pero el narrador pareciera que no lo hace así, que pudo haber decidido mejores acciones para intentar unir a una familia que de por sí ya se estaba desmoronando. Y el claro ejemplo es la muerte de su hermano Jacinto que, su madre intenta ocultar a todos, hasta que el narrador lo descubre. Un suerte de pérdida de dignidad hacia todos los actores, como si repudiara haber estado en esa familia que sólo le traía desventuras, y que le seguía procurando un malestar aún estando lejos de ella, como es el final.
¿Así es como nuestra vida es? ¿Un destino escrito por la familia que nos ha tocado? ¿Podemos hacer algo ante tremenda brutalidad de la naturaleza selectiva? Quizá nuestra vida sea el esfuerzo para lograr traspasar esas fronteras adversas. Quizá sea la obligación de vivirlas y aprender de ello. Mientras resolvemos esa cuestión, Juan José Millás nos regala una cátedra de lo destructiva que puede ser una familia, aún sin quererlo, y que seguro muchos se identificarán con partes de su historia.
• {me pregunto] si esto que llamamos actuar moralmente no es una forma más de escapar a la locura.
⭐ (9/10)
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