El Fugitivo [Libro + Película]
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Stephen King no sólo ha escrito libros bajo su nombre, sino que también ha usado seudónimos con los cuales ha publicado algunos libros más y varias historias cortas. Uno de esos alias es Richard Bachman y algunas obras conocidas bajo este nombre son «Rage» y «The Long Walk». Durante, poco más de 20 años escribió unos cuantos libros más oscuros y profundos que con su nombre original. En la Introducción de todos ellos nos cuenta cuál fue el motivo que lo llevó a crearse un seudónimo y publicar con él a través de muchos años. Al parecer escribía demasiado y no podía sacar a la venta todo ese material, así que se decantó por un alter ego. Uno que hasta él mismo mataría en «The Dark Half».
Pero, ¿qué tienen de especial las obras bajo el seudónimo de Richard Bachman? Pues como no tenía contrato para sacarlos a la venta, no estaba apresurado para terminarlos, amén de que algunos fueron escritos a muy temprana edad, desde la universidad o al término de ella. Es por ello que deja de lado un poco la narrativa excelente para dotar a la historia un tinte más personal, más profundo, más sincero y, de alguna manera, perturbador. No llegando al terror, sino a un suspenso psicológico que nos emociona de principio a fin. Al igual que sus temáticas.
Desde un joven que podemos etiquetar de enfermo psicológico (aún cuando a todas luces podría no serlo y que simplemente pudo haber hecho lo que hizo porque quería) y que secuestra un salón de clases de su escuela, o una sociedad distópica en donde la sociedad está aún más a la merced del gobierno, ahora claramente totalitario y que usa la violencia física para dar un ejemplo a un grupo de adolescentes.
La obra toma tintes de ciencia ficción y distópicos, claramente motivados por «Un Mundo Feliz» y «1984». No sólo por las sociedades totalitaristas y militares que manejan, en donde el gobierno maneja todos los aspectos de la sociedad, sino por la semejanza de instrumentos o características que King coloca en su obra. Entre ellas están los cigarrillos Doakes, los cuales pueden ser un símil del soma, una droga que se ha vuelto legal para controlar a la gente, para mantenerla feliz y dentro de una libertad aparentemente grande, pero que sin embargo no lo es.
También se encuentran las pantallas por donde se ve al Gran Hermano en «1984» y la Libre-Visión en la presente obra. Por supuesto, cada uno con su detalle satírico, pero ambos con la esencia: un sitio casi omnipotente de doble vía en donde se pueden tener controlados a todos los que tienen uno. Por supuesto, debido a la división económica, se tiene control sobre la gente rica, que es la que siempre se vuelve endeble ante el poder porque no quiere perder sus privilegios, dejando a la zona marginada libre, pero sin la oportunidad de acercarse.
Pero el detalle más semejante, y que comparte con otros libros como «Fahrenheit 451», es el del personaje inconforme con su situación histórica, que comienza a darse cuenta de la desigualdad, desesperanza e inconformidad de todo el país (y quizá del planeta), y que pretende lograr un cambio con sus acciones, aunque éstas terminen en su muerte. A través de la novela vemos una situación predominante: la contaminación del aire por gases, fábricas y demás sustancias tóxicas. El gobierno deja de alertar a la población sobre el aumento de la polución, por lo que, llegado a unos años más, la gente enferma en el sistema respiratorio, donde el gobierno miente para que crean que es asma y no algo peor.
Hay otro paralelismo con «1984» y es que, al final de la novela, debido a que Richards logra eliminar a todos sus adversarios, Killian le propone ser uno de los Cazadores, esto significa, reinsertarlo en la sociedad en un papel que a él le convenga, pero que a su vez, pueda estar controlado. Así es la sociedad en la actualidad, busca formas de encontrar la manera de que todos tengan una ocupación, un quehacer para no salirse del sistema.
También como ya dijimos, se trata de otro libro con una historia simple, pero manejada a la perfección por el Rey del Terror, en esta faceta de suspenso. Nos da capítulos divididos con una cuenta regresiva para aumentar el suspenso a cada página que avanzamos, como si de una bomba se tratara. Además, fiel a su estilo, nos da personajes carismáticos, que empatizamos con ellos, y con algunas vueltas de tuerca, predecibles sí, pero que la narración se adecúa a todo ello. La justificación es buena (ir por dinero para medicamentos), y como buena historia, se desarrolla tanto que ese tema queda en segundo plano para darnos algo mucho más atractivo.
Como nota aparte, me es casi imposible, ahora que he leído casi todos los libros de King, alejarme de la figura de poder como la Torre Oscura. No puedo dejar de pensar que la Torre de Concursos sea un simbolismo a ella, como figura de poder, como centro neurálgico del control y como punto de partida y de finalización de la historia, como el propio ka.
La adaptación de esta obra se hizo 5 años después.
⭐ (8.5/10)
Fueron 5 años para que la adaptación de la novela de Bachman, llegara a la pantalla grande. Con ella también varias críticas a la misma. La protagonizó Arnold Schwarzenegger, y desde ese momento las opiniones comenzaron a ser ambivalentes en la crítica especializada, con los fanáticos de la obra, y con el mismo escritor. Pero antes, ¿de qué trata?
El título de la película varía de acuerdo al país en el que se editó. Desde nombres como el original en inglés, The Running Man, hasta los que son en español: Carrera Contra La Muerte, Carrera Mortal, El Sobreviviente o Perseguido. Desde ahí se vio la multitud de caras que tenía el film.
Así como los nombres, la película también varía de personalidad, ya que no fue completamente adaptada del libro homónimo, sino que sólo tomo el nombre y alguna parte de la esencia. También podemos ver similitudes a «Le Prix Du Danger» (1983) y «Das Millionenspiel» (1970), ambas derivadas de «El Precio Del Peligro» (1958) de Robert Sheckley. Esto nos ofrece un panorama multifactorial de la película.
Ahora, el director sólo tuvo una semana para adaptarse y conocer el guion ya que, justo después, se comenzó a grabar. Arnold tampoco fue el primero en llegar y protagonizarla, sino que tenían pensado a Christopher Reeve. De hecho habían escrito el guion para él, y al cambiarlo se tuvo que cambiar la historia también.
Pero, fuera de los fallos técnicos, el resultado es sorprendentemente aceptable. Como siempre, cuando analizamos obras que vienen de un texto, vemos los dos lados: los que se tratan de una adaptación, con todas sus letras, y las que tratan de la película en sí misma.
En la primera logramos ver un total alejamiento del libro. Como mencionamos, sólo el concurso y los nombres permanecen, pero todo lo demás es diferente. Eso no le da un mérito al llamarse adaptación. No vemos a un Ben Richards enojado con la sociedad por la contaminación, por la desigualdad, por la pobreza donde vive, por los ataques y la delincuencia, ni una furia contenida para destruir la Cadena, o al menos un poco de sentimiento al querer conseguir dinero para los medicamentos de su hija, porque aquí Richards no tiene familia. No vemos un motivo. Es más, el motivo más claro no es de él, del protagonista, sino de los personajes secundarios y terciarios que pareciera lo llevan hasta él.
Al contrario, si la vemos como independiente, logramos ver una buena película de ciencia ficción, de un tipo que trata de ir en contra del gobierno por haber manipulado su vida y sus decisiones, que sí, mientras avanza la película va adentrándose en la resistencia. Es un buen cambio a través del tiempo, pero me hubiera gustado ver el avión estrellarse en el edificio como la novela lo cuenta.
- Como curiosidades podemos citar la icónica frase que Arnold usa en «Terminator» y que también la usa en la película: «I'll Be Back».
- Al contar a las personas que sufrieron un deceso en la película, como personajes, se llegó a la cantidad de 41.
- Se lanzaron videojuegos para varias consolas como MSX o Atari ST o Commodore 64.
TRAILER
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